... Agotada de esperarte, de pensarte, de saber que no vas a venir un día más, me muerdo los labios, se me erizan los pezones, mi piel recuerda tu tacto.
Otra vez, sola, de nuevo busco tu cuerpo, se van mis manos hacia la nada, papel en blanco. Mi boca sin aliento, seca, no estás para mezclarlo con el tuyo.
Me envuelvo en sábanas de seda, simular tu piel, agarro la almohada, la muerdo, la araño y maldigo tu ausencia, mi cuerpo, crispado de deseo.
Me faltas…
Alimento el ímpetu que me desborda y comienzo a recrear tus manos con las mías, me acaricias y te siento, se desbordan mis aguas, renace mi cuerpo, me desgarra la intensidad…
Lo que quiero hacerte, y lo que quiero que me hagas se entremezcla, te proyecto en mí, y me quedo atrapada totalmente consciente, de lo mucho que me perturbas y de la expectación que me generas, pero no me importa, me entrego a mis deseos libre, desnuda… la imaginación apoderada del todo, incapaz de rechazar cualquier idea que mínimamente pudiera provenir de ti, te entrego mi poder y ni siquiera tú lo sabes, no te lo voy a decir.